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Prologo

Prologo " Yáñez e nvejecia pero su imaginacion no" -- Sandokan en "La Conquista de un imperio" Dedicado a mi padre que me ense ño a capitanear prahos en los mares de Borneo y tambien dedicado a los dayakos del hetman Requena...go ATS!

I. Los Pescadores de Nazare

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I.      Los Pescadores de Nazare Pescadores de Nazare Nazare, Portugal – enero de 1899 El anciano era flaco de carnes, pero todavía caminaba erguido.  Era muy moreno y la calvicie hacia estragos.  Su cara estaba arrugada y curtida.  Portaba y bigote canoso y muy poblado y una barba rala todavía con algunos pelos rojizos.  Su nariz era aguileña y sus labios portaban sugerencias de sonrisas burlonas o irónicas.  Los ojos eran de un verdor intenso cual si mimetizaran los mares de Borneo.  Vestía un uniforme de khaki y botas de caballería.  Su cabeza portaba un pequeño turbante de color indefinido y que había visto mejores dias.  Sus pasos eran seguros, aunque se notaba algo de la cadencia al caminar que adoptan los hombres que han pasado una vida a bordo de un buque.  Sus ojos, entrecerrados, escudriñaban a su alrededor sin perder el mínimo detalle. Atardecía.  El anciano caminaba en la playa de Nazare, puerto portugué

II. La Devota de Kali

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Kali II.     La Devota de Kali --Padre, en cuanto acabe de revisar los viñedos os busque en todo Nazare –dijo una mujer alta y esbelta aproximándose al anciano.  La joven era guapísima y vestía traje de montar: jodphurs, una blusa blanquísima, una faja de seda azul que marcaba su minúscula cintura, y calzaba botas altas de montar.  Su piel era muy oscura y una negrísima cabellera le caía a sus espaldas.  La marca roja de los devotos de Shiva se veía en su frente arriba de una elegante nariz aquilina en la cual portaba un pequeño anillo.  Sus ojos tenían la fosforescencia de los tigres de los sunderbunds. --Ah, Lakshme, el mar me atrae.  Soy portugués, hija.  No lo puedo evitar –contesto el anciano con dulzura. --Se acerca la tormenta, padre.  Vais a coger un resfriado.  El doctor Marques os prohibió que os expongáis a los elementos. --Sabéis lo que pienso de los médicos y demás charlatanes, hija mía.  Solo a vos

III. Liu Zhang

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Mandarin del gobierno imperial de China III.    Liu Zhang --Excelencia –dijo el visitante en tono respetuoso--, mi nombre es Liu Zhang.  Sirvo a la casa real de China.  Mis ordenes provienen de las más altas esferas del gobierno imperial y agradeceré vuestra discreción en este asunto. --Interesante, continuad por favor, y contad con mi discreción –indico Yánez mientras le servía al oriental un Whisky. --Excelencia –continuo el oriental abriendo un portafolio--, para comenzar le suplico acepte su señoría esta prenda.  El oriental le presento un abanico.  Esta era una verdadera obra de arte hecha de nácar y finísima seda con adornos de plata y diamantes.  Su valor era incalculable. Yánez lo abrió y se abanicó con este.  Un aroma llego a sus narices.  El portugués detuvo su abanicar y olio con profundidad el perfume que el abanico emanaba.  Yánez cerro los ojos y palideció reconociendo el aroma. --Tantos añ